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jueves, 20 de mayo de 2010

Entrevista a Medardo Treviño (Premio nacional de dramaturgia EMILIO CARBALLIDO)



Medardo Treviño González, el actor, director, dramaturgo, promotor cultural y periodista tamaulipeco, nació el 3 de Julio de 1959 en el Rancho "El Chapotito", propiedad de su abuelo, es el mayor de 10 hijos engendrados por Medardo Treviño y Guadalupe González.

Ha llevado al teatro tamaulipeco más allá de nuestras fronteras donde ha conquistado reconocimientos internacionales que lo amerita como un tamaulipeco sin fronteras.

Nació y durmió durante los primeros años de su vida con el arrullo de los grillos y despertó con el canto de los gallos.

A los cinco años, los cuentos y la fantasía infantil llevaron de fondo la música del acordeón, las anécdotas campiranas, que más tarde echaron raíces en su obra, hasta convertirse en un manglar de fantasía con 45 obras dirigidas, 5 obras presentadas en el extranjero, 39 obras escritas y 30 obras actuadas.

"Al "Chapotito" yo le debo mucho, es un rancho de donde saqué todas mis historias, que lo vi crecer y que ahora estoy viendo acabarse, yo creo que por eso mis historias se aferran a esa tierra".

"El Chapotito", se ubica justo a un costado de Estación "Canales" y pertenece al municipio de Río Bravo, Tamaulipas.

Su abuela, una narradora de cuentos con verdadera vocación, conquistaba la memoria y el oído de los nietos con las historias que a su vez recordaba del bisabuelo.

"Cuando tenía 11 años, mi abuela me dijo que me iba a hacer el gran regalo de mi vida y era un libro chiquito en realidad, y me dijo, te voy a dar las historias que me contaba mi abuelo, luego me doy cuenta que eran "Las mil y una noches", pero adaptadas a la forma de la región, donde en lugar de Alí Baba y los cuarenta ladrones, eran cuarenta bandidos de la región, de un ejido cercano, Aladino, era el tío Severo y la lámpara maravillosa estaba en la parcela".

En "El Chapotito", en la década de los 60's no se tenía acceso al teatro y Medardo confiesa que tal repesentación del arte, no la conocía a tan corta edad, por tanto soñaba con ser doctor y emigró a Monterrey, Nuevo León para estudiar la Prepa e ingresar a la Autónoma de Nuevo León persiguiendo sueños.

"Yo no sabía que existía la palabra teatro, yo sabía que la gente salía en películas porque una vez mi papá nos toma a mis hermanos y a mí, y nos dice; vamos a Río Bravo a ver la televisión a una farmacia, y era el día que el hombre llegó a la luna, y él nos llevo a conocer la televisión y a ver este suceso tan importante que estaban narrando. A los 10 años fuí por primera vez al cine y mi papá me explicaba que ahí la gente actuaba".

Luego de esta experiencia, por dos meses Medardo esperó el tren cada semana para tomar su primer curso de teatro por correspondencia. Sin embargo, a simple vista se alineaba ante la esperanza de su familia por tener un hijo doctor.

En secundaria, el maestro de Español, Esteban Avila Roque y su insistencia porque los alumnos leyeran "Pedro Páramo", le hizo percatarse de que esa novela se aproximaba a las pláticas de los pizcadores de "El Chapotito".

"El y mi abuela, fueron los causantes de que yo me interesara por la literatura y de que me interesara por leer y conocer otro mundo".

Al llegar a Preparatoria, en Monterrey, conoce a Lola Bravo, su maestra de Química en Prepa y la maestra de Guión Cinematográfico en el curso piloto de la Universidad Regiomontana, que preparaba el terreno para la licenciatura de Ciencias de la Comunicación.

Medardo ya cursaba el quinto semestre de medicina, a la par cumplía con sus clases de teatro, guión y actuación, pero su familia consideraba estas actividades una pérdida de tiempo y al decidirse por ser creador le dejaron solo.

Pero al inicio de la aventura en el teatro le esperaban para apadrinar su carrera Juan Rulfo y en amistad Emilio Carballido, Hugo Argüelles, Guillermina Bravo y otros creadores del país que llegaron de manera casual a su vida.

"Mi primer guión se llamaba" Dos de Octubre día de Muertos", esa fue prácticamente mi tesis y esa obra en la Universidad Regiomontana patrocinada por los grupos más conservadores de Nuevo León, pues la maestra Lola Bravo tuvo muy serios problemas que tuvo que salir de la Universidad Regiomontana por haber insitado a este tipo de obras, pero eso no era cierto, el suceso a mi me dolía mucho".

Medardo regresa a Tamaulipas para traer a su madre a pasar los últimos días de vida, tiene un regreso fugaz a Monterrey. Pero el conocer a José Angel Solorio, Francisco Cuéllar, Noemí Sosa y Benny Cruz, le atan a Tamaulipas y se inicia también en el periodismo.

Finalmente un discurso sin censura tras la obtención de un premio otorgado por la UPD llama la atención del señor Manuel Montiel Govea entonces Director de Comunicación Social durante el sexenio del gobernador Américo Villarreal Guerra.

"Nunca lo he dicho de manera pública pero el apoyo que a don Manuel Montiel le nació darme para que yo ingresara como funcionario en cultura fue importante para mí porque en esa época el teatro era como una actividad marginal y cuando empecé, los grupos de teatro de Tamaulipas estaban vetados en el teatro Amalia solo podíamos entrar al auditorio del Centro Cultural Tamaulipas y entonces en aquella época gracias a la Unión de Periodistas Democráticos conseguimos esto y se presenta por primera vez la obra "Voz en el Umbral" de Víctor Hugo Razcón Banda"

A más de 20 años de distancia de trayectoria teatral, para Medardo Treviño el momento más difícil de su carrera es el segundo llamado antes de cada presentación.

Ahí pasa la película de su vida una y mil veces como si se tratara de la dirección de la primer puesta en escena.

En lo personal lo que más ha dolido es la pérdida de los seres queridos, pero esa tristeza encuentra en algún momento una salida en un escenario.

"Nuestro gran problema es que de pronto nos alejamos de nuestra problemática. Yo no voy a hablar de lo que pasa en Alemania sino de lo que ocurre en mi entorno.

Tenemos que regresar a nuestros orígenes y al compromiso verdadero de hacer teatro y eso creo que nunca lo perdí porque nunca considere que estuviera reñido el funcionario con el artista, porque a mí me llamaron por ser artista no por ser un buen administrador cultural, eso lo aprendí en la marcha, finalmente quien debe estar en esos puestos debe ser gente creadora, que sea parte de ese movimiento cultural, que conozca su entorno", dijo el ganador del Premio Nacional de Dramaturgia "Emilio Carballido" 2009.

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